La aguja marca las doce. Tiempos extraños.
Comienza el juego. ¿Las reglas? la ponen mujeres con antifaces blancos. El juego consiste en ser parte de sueños ajenos. Ir, venir, salir, entrar, pero nunca quedarse. ¡No vaya a ser que se convierta en una sana costumbre!
Ser un simple testigo de lo que está pasando, ser oído de todas las palabras que se vayan a decir. Convertirse en el psicólogo y crear un diván imaginario para que los pacientes se sientan relajados.
Seguro habrá prendas como en todo juego. Como las hay en este juego mismo que vivimos día a día.
En el juego habrá momentos de felicidad, tranquilidad y suavidad. También habrá momentos de locura, angustia, bronca y áspera sensación.
El objetivo consta en mantener un equilibrio.
Los títeres nunca pudieron reír, ni tampoco las estatuas. Solo nosotros. Solo los humanos. Por mantener ese ego. Por dejar que la mente nos domine y no le demos ni una oportunidad a los sentimientos. ¿Por qué? por el hecho de las experiencias vividas. Esas experiencias de mal sabor. Las que duelen y dejan ese rencor.
Pero lo que realmente dejan es: sapiencia, entendimiento, fortaleza.
¿No has entendido aún? Tendrás que volver a empezar.
¡Hermanos! los únicos héroes somos nosotros. Sepan que algunos nacen estrellados. Armemos un gran nido y cuidemos nuestros valores. Amémonos, ya que habrá un día en donde nada se podrá. Pelearemos por un pedazo de pan, sin que nos importe donde quedó nuestro corazón.
Niña de cuerpo entero, sigues adorando aquel héroe que te castigo para que te hagas más fuerte. Has olvidado tu sentir. El egoísmo te hace danzar en su baile y te gusta. Tus sentimientos se van, abandonan tu ser. Al no darle importancia a las cosas buenas, desaparecen para nunca más volver. Sigues enamorada del verdugo.
Respira, tranquiliza tu impulso, abre las puertas que mas temes.
Siempre ten en cuenta que todo juego tiene un fin. Por consiguiente comienza otro.
Le darás el trofeo al ganador. Y elegirás a un medio, para tu sueño crear.
Egocéntricos sexuales, que el morbo sea su champagne frió.
Allá van, déjelos ir señor.
Cuando esto se hunda, será el capitán, el ùltimo en abandonar el barco.
Comienza el juego. ¿Las reglas? la ponen mujeres con antifaces blancos. El juego consiste en ser parte de sueños ajenos. Ir, venir, salir, entrar, pero nunca quedarse. ¡No vaya a ser que se convierta en una sana costumbre!
Ser un simple testigo de lo que está pasando, ser oído de todas las palabras que se vayan a decir. Convertirse en el psicólogo y crear un diván imaginario para que los pacientes se sientan relajados.
Seguro habrá prendas como en todo juego. Como las hay en este juego mismo que vivimos día a día.
En el juego habrá momentos de felicidad, tranquilidad y suavidad. También habrá momentos de locura, angustia, bronca y áspera sensación.
El objetivo consta en mantener un equilibrio.
Los títeres nunca pudieron reír, ni tampoco las estatuas. Solo nosotros. Solo los humanos. Por mantener ese ego. Por dejar que la mente nos domine y no le demos ni una oportunidad a los sentimientos. ¿Por qué? por el hecho de las experiencias vividas. Esas experiencias de mal sabor. Las que duelen y dejan ese rencor.
Pero lo que realmente dejan es: sapiencia, entendimiento, fortaleza.
¿No has entendido aún? Tendrás que volver a empezar.
¡Hermanos! los únicos héroes somos nosotros. Sepan que algunos nacen estrellados. Armemos un gran nido y cuidemos nuestros valores. Amémonos, ya que habrá un día en donde nada se podrá. Pelearemos por un pedazo de pan, sin que nos importe donde quedó nuestro corazón.
Niña de cuerpo entero, sigues adorando aquel héroe que te castigo para que te hagas más fuerte. Has olvidado tu sentir. El egoísmo te hace danzar en su baile y te gusta. Tus sentimientos se van, abandonan tu ser. Al no darle importancia a las cosas buenas, desaparecen para nunca más volver. Sigues enamorada del verdugo.
Respira, tranquiliza tu impulso, abre las puertas que mas temes.
Siempre ten en cuenta que todo juego tiene un fin. Por consiguiente comienza otro.
Le darás el trofeo al ganador. Y elegirás a un medio, para tu sueño crear.
Egocéntricos sexuales, que el morbo sea su champagne frió.
Allá van, déjelos ir señor.
Cuando esto se hunda, será el capitán, el ùltimo en abandonar el barco.
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