Atmosfera de humo

Una atmósfera de humo tapa mi visión y ya no puedo verte más.
Solo un instante, marzo tan soñador, agosto tan inconcluso.
Con lo que quede de mi, te llevaré un poco. Son tiempos de no querer olvidar. ¿Por qué olvidarte?

Ya no puedo mirarte.

Es que tu piel olía rico, era cómodo mi cuerpo con el tuyo. Vaya a saber corazón de cristal como te has roto.
Ni amo, ni dios. Solo un mendigo.

Salgo a conocer la ciudad. Noche fría y lúgubre. La soledad de la noche es llamativa. Quieta, mansa, divino lugar. Sólo camino, me siento a mi mismo y pienso.
De golpe un mendigo, dice conocerme: “Tú, aliado del sol, déjame decirte…que ahí por donde vas se encuentra tu reino, siempre tendrás cosas que olvidar, muerto en vida vas caminando junto a tus maestros, hermanos, ilusos. Tú, hombre de ojos claros, déjame enseñarte las cosas que estarán por venir. Queda mucho por venir…”
Solo un instante, un segundo. Solo un sueño.

Olvido mi mente y empiezo a sentir. Extrañar a una mujer. Recordar a mis hermanos. Degustar en mi paladar, los restos de aquel vino. Pero mas que nada, sentirte a vos.
Como un film, todo comienza a rodar.
Los restos de este sueño se dividen en pocas cosas. Es muy difícil volver a empezar.
Dejarè que pase el sol y me convertiré en humo. Rico, dulce, energético.

Hoy vi tu alma fría.
Tu mirada atenta.
Tu cuerpo tibio.
Tus ganas guardadas.

Hoy vi tu pelo suave.
No intentè hacer, lo que quizás esperabas.
Siempre soñaste con esa escena.
¿Logras entenderme?

Ahí voy reinas del delirio.
Guarden un lugar en su cama.
Que con mi vino iré a brindar.