Partiremos, volveremos

Partimos rumbo a los paisajes que brinda el país.
Llevamos las proveedurías que necesitamos y los ojos bien abiertos para observar lo que hay.
Una guitarra y una botella de vino para inspirarnos aun más.
Abrigo y unos dulces por si el frió nos viene a visitar.
Partimos rumbo a un mundo lleno de respeto.

Al llegar nos emocionamos con la inmensidad y nuestra cara cambio de forma. Felicidad.
Nuestras piernas tomaron poder, ya que la montaña nos estaba esperando. Ella y sus obstáculos serán aprendizajes nuevos para nosotros.
Nuevos conocimientos: como baja la tarde, como aparece la noche, y como la noche nos abraza.

El calor abunda y la sombra es relajante. La montaña siempre tiene sus naturales proveedurías. El arroyo de golpe, el hielo bien fresco, y el agua pura cayó sobre nuestros rostros.
Purificación, canalización, paraíso y bienestar.
Cuando todo es real, uno se hace real y por consiguiente todo es una verdadera realidad.

¡¡¡La quietud esta aquí hermanos, vengan, los invito a sentir!!!

Naturaleza mística; se apoderó de nuestros cuerpos.
Somos árbol, somos rió, somos cielo, tierra, fuego y aire.
Nos conectamos con nuestra fuente, con el universo, somos reales, somos concientes.
Nuestra mente deja de actuar y empezamos a ser.

Como hombres de conocimiento vamos buscando nuestro lugar.
¿El que nos complace? consideramos que no es el nuestro.
Buscamos la realidad, la que pensamos que es.
Creamos actividades para olvidarnos de nosotros, en este lugar, donde el sol hace brillar a la cera y derrite a los cuerpos.

La comodidad se logra: teniendo amor, respeto, silencio, tranquilidad e ideas por parte de la naturaleza.

Cuando algo nos interesa lo lustramos y le sacamos brillo, pero cuando lo conocemos le enseñamos el abandono.

Se que nos volveremos a encontrar.